Autoconocimiento, necesidad fundamental, y una deuda con la sociedad….

Aquel que conoce bien a los demás, es un hombre inteligente; Aquel que se conoce bien a si mismo, es un genio y un iluminado.                                                                       –  LAO TSE –

Muy seguido sucede que estamos orgullosos de nuestras erróneas maneras de pensar y creemos que somos libres, cuando en realidad somos meros «robots»


Nos conocemos muy poco y frecuentemente confrontamos situaciones dolorosas, cuyo motivo es la falta de autoconocimiento. Este aspecto subyace en el origen de todas las maldades del ser humano y de la mayoría de los malos entendidos que ocurren en nuestra sociedad. Nos esforzamos por controlar el mundo exterior, olvidando alcanzar aunque sea un mínimo de autocontrol.
                                      
La mayoría de nosotros ignora el profundo significado del adagio «conócete a ti mismo y conocerás los secretos del universo»

Pensamos que somos independientes y tenemos libertad de pensamiento, pero la verdad es que somos máquinas condicionadas y actuamos cada día en base a reglas sociales aprendidas en nuestra infancia, que en la mayoría de los casos son obsoletas y perpetúan sin descanso situaciones desagradables, a nivel social y personal. Nos creemos libres y autónomos, cuando en realidad seguimos y obedecemos agendas que otros han escrito para nosotros.


Cuando nos damos cuenta de esta condición, que limita enormemente nuestras posibilidades, todo cambia y un genuino milagro es posible. Una enorme esperanza nace en nuestro interior, la cual es incrementada por una sensación de poder que nunca habíamos experimentado, el poder del autoconocimiento y el autocontrol.

Es absolutamente necesario conocernos lo mejor posible, para conocer mejor a los demás, el primer paso que debemos dar, es darnos cuenta de que en realidad nos conocemos muy poco, a partir de esta realización, la voluntad jugará un papel muy importante, será el impulso que nos llevará a buscar más allá, a ir hacia adentro.


Esto puede dar mucho miedo al comienzo, miedo de descubrir quiénes somos realmente, miedo de descubrir nuestros sueños, nuestros complejos, nuestras rabias, defectos y por supuesto nuestras fortalezas.

Generalmente nuestros buenos aspectos salen a la luz, cuando descubrimos y trabajamos en nuestros defectos, es cómo limpiar el jardín de malas hierbas, para que árboles y plantas puedan crecer con más fortaleza.

Una vez descubiertos nuestros defectos y debilidades, debemos poner énfasis en superarlos y trabajarlos, no importa cuán desagradable pueda ser. Obviamente saldrán a la luz situaciones de nuestra infancia, que es la época de nuestra vida en la que casi todos nuestros complejos de inferioridad, miedos, prejuicios y supresiones se forman.

El darnos cuenta debe ser hecho con creatividad en varios niveles del ser. Cuando estamos lo bastante desapegados, podemos practicar solos, especialmente en el caso de personas que tengan cierto nivel de equilibrio. En las situaciones en que el individuo no esté en armonía, es necesario recurrir a la guía de un profesional.


«No conoceremos a nadie y no conoceremos   nada concerniente a la personalidad   humana, mientras que no logremos conocernos lo suficiente a nosotros mismos» – Swami Shivananda –

La persona que logra conocerse a sí misma, logra comprender los procesos mentales de quienes le rodean, adivinando pensamientos, ideas, sentimientos e intenciones. Lo cual lleva a una mejor interacción y relacionamiento con los demás. Este hecho también acrecienta su intuición y su capacidad de detectar los motivos inconscientes de sus actos, esta persona alcanza una estimación justa de los hechos sucedidos en una situación, tanto propios, como de otras personas.

El sabio Krishnamurti decía: Si queremos revolucionar y transformar a los otros, primero tenemos que revolucionar y cambiarnos a nosotros mismos.

En orden de conocernos a nosotros mismos, algunas sugerencia son las siguientes:

– Sobre todo es necesario dejar de ser «robots» o en otras palabras máquinas inconscientes.

– El autoconocimiento requiere atención perseverante, coraje y la firme voluntad de transformarnos.

– Es esencial evitar la proyección de nuestras faltas o vicios sobre los demás.

– Mientras tanto nos conozcamos, debemos ser cautelosos en el juicio o la estimación del mundo y las personas que nos rodean. Es importante saber que cualquier juicio erróneo se volverá en nuestra contra.

– Cuando aprendemos a aceptarnos con nuestras virtudes y defectos, asimismo haremos con los demás.

– Los sabios y los yoguis evolucionados, los santos y los puros, nunca contemplan la maldad de la gente que los rodea, por eso no se complacen en el cotilleo o la crítica. El desarrollo de nuestro poder de transfiguración nos permite captar primero las virtudes de todos aquellos con los que tomamos contacto.

– El real conocimiento de nosotros mismos es indispensable para alcanzar la automaestria y la armonía, tanto interna como externa.

LOKA HA SAMASTA HA

SUKINO BHAVANTU

OM SHANTI SHANTI SHANTI

Nunca trates de cambiar al mundo antes de haber tenido éxito en cambiarte a ti mismo.

– Swami Rãmdas-